De enfermera a enferma
Hoy salgo a pasear con Haritz, nunca por nuestros trabajos habíamos podido disfrutar de un paseo solos, sin prisas, sin interrupciones de nadie, intento subir el ritmo pero de nuevo mi enfermera interior me susurra que baje el listón, y como obediente enferma vuelvo a hacerle caso. Cada día quiero llegar a hacer un poquito más. Haritz sonríe y aunque su mirada esta triste su "te quiero", su "eres mi vida" y "eres mi ejemplo seguir" me envalentonan y deleitándome de su compañía conseguimos mi objetivo 8 km.
Hoy mi pensamiento esta centrado en mi pelo. Ha comenzado a caerse no mucho, pero su textura es áspera , sin brillo y cada vez que pienso en ello me pongo muy nerviosa.
No lo he pensado demasiado, mi pepito grillo, es decir mi enfermera sólo quiere convencerme de que espere, pero no puedo esperar más, son la 7 y cojo el coche rumbo a la pelu de mi cuñada. Aintzane quería acompañarme pero está entrenando y yo no quiero que tenga que soportar esto, me da pena que no lo pueda asimilar, al fin y al cabo son 14 años.
Pero suena el teléfono y no quiero pero al final le cojo, es Aintzane, doy media vuelta y la recojo
Silencio sepulcral en el coche, no puedo decirle nada, quiero hacerlo sola, sin testigos, no se cuál será mi reacción, y si necesito llorar lo voy a hacer junto a mi niña, y si no consigo hacerlo y si me derrumbo que pensará de su madre, y de este maldito cáncer, y de repente me pregunta
- ¿Te da miedo? ¿Quieres llora?
No me encuentro cómoda, es cómo si me leyese el pensamiento y el silencio se hace entre las dos.
Hemos llegado al destino
Suspiro como nunca, Aintzane me abraza tomo asiento y sin muchas palabras lo hago no escucho nada ni a nadie, vuelvo a suspirar y asiento permitiendo destruir el ultimo detalle que me permite ocultar mi enfermedad. Mi cuñada me rapa el pelo.
Cuando salga de aquí dejaré de ser Reyes la enfermera imparable, y pasare a ser una enferma más de cáncer sin nombre ni profesión y eso es difícil de encajar , es otro pasito más que he cruzado en esta lucha no solo física sino sobretodo psicológica.
Y este suspiro largo y doloroso termina con el abrazo fortísimo de mi niña, sus ojos vidriosos se reflejan en los míos pero es fuerte y con su otra mano incorpora a su tía y Aintzane resiste y el llanto se convierte en sonrisa y en fortaleza por varios segundo
Ha encontrado la forma de ayudarme.
Y ahora otra batalla más, ya todo el mundo sabrá que estoy enferma, los vecinos, los compañeros de clase de mis hijos ,la cajera del super, ya no me apetecerá salir a la panadería, tengo que entenderlo, no hay marcha atrás . Ya no soy Reyes la enfermera soy Reyes la enferma.
IMPRESIONANTE Reyes. Con cada uno de tus escritos, me quedo sin argumentos. Tienes una capacidad enorme de transmitir emociones.
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