segunda Batalla

Esta vez estoy un poco más nerviosa, la primera fue dura, sin saber lo que iba a sentir, ahora la angustia de que vuelva a repetirse invade mi ser, pero me siento fuerte .
Y llego a esa Sala de espera, llena de pacientes, no hay ni una silla vacía. 
Al pisar ese pasillo todo se vuelve muy grande a mi alrededor, mi cuerpo empequeñecido comienza a recorrer cada baldosin como si fueran losas gigantes, miro siempre al suelo, me cuesta levantar la mirada y ver tanto sufrimiento. A mi alrededor hay personas de todas las edades, y yo me siento tan pequeña. 
Quizás los más jóvenes deberían ser los que más empatía me transmitieran y sin embargo a mi lado sentado espera un señor de cerca de 90  años que me sobrecoge el alma, 
- Ya sólo me quedan 3.
Y mi mente piensa, "todavía " y viéndolo tan frágil y ahora sabiendo lo que yo he pasado, me lo imagino dentro de dos días y me siento tan egoísta. Yo me siento fuerte practicando deporte, una semana dura y el resto bastante bien y le veo a él tan frágil, tan delgado, tan pálido y sin embargo me sonríe y    me trasmite tanta fuerza al sonreir.
Estar en la espera es quizás uno de los momentos más duro del tratamiento,  con la enfermedad impregnando cada centímetro cuadrado de esta sala, tan iluminada por la luz que consigue entrar por sus grandes ventanales pero sin conseguir iluminar los cientos de miradas que cada día entran con miedo y con resignación. Es complicado llenarla de esperanza aunque cada persona que entre lo haga como yo con ganas de luchar, pero siempre bailotea a nuestro alrededor el sabernos enfermos. Y cada uno de nosotros sabemos que nos esperan días duros, donde el cansancio y el miedo a pasarlo mal se ve reflejado en nuestras miradas.  No se me ocurre nada, ninguna idea para darle algo de vida a esta sala que nos engulle cada día que tenemos tratamiento. Cierro los ojos y comienzo a pintar sus paredes de colores, el rojo muy chillón, el morado muy feminista, el amarillo muy gafe y el verde , pero no este , un verde pradera ,ese sería un color perfecto, ese que todo el mundo llama verde esperanza. Y quizás un sol radiante para iluminarnos y darnos fuerza para enfrentarnos a esta nueva batalla.
El sonido de la consulta me despierta de mis divergencias mentales. 
Por fin me toca consulta y que decir ante la incertidumbre de si todo estará bien, si podré o no con la segunda. 
De nuevo todo bien, las analíticas y el peso y las condiciones son óptimas.
Comienzo de nuevo el tratamiento, y que decir, que las paredes no han cambiado de color pero el personal me trata con tanta amabilidad que el sol comienza a brillar sin tener ventanas, sus palabras me ayudan a sobrellevar las 6 horas que me quedan por delante.  La verdad es que mis compañeras son excepcionales, cinco minutos, siete minutos ,treinta minutos, siete minutos, tres horas, así continuamos hasta completar el segundo ciclo, siempre atentas y con una gran empatía y charlamos, reímos y sobretodo compartimientos experiencias.  Ojalá pudiera vestirme de nuevo de gris y ser yo quien entrase cada 7 minutos y cuidar de mis pacientes, y  cogerles la mano y sentirlos cerca como hacía en mis turnos de noche.
Ya han pasado 6 hora, ahora a casa, el tratamiento ha terminado y regreso sonriente todavía bajo los efectos de los corticoides, los chicos impacientes nos esperan en casa, cenamos e intento dormir, pero no puedo el efecto de los medicamentos me convierte en un ser noctámbulo y a las 5 de la mañana por fin consigo cerrar los ojos y descansar. 

Y a la mañana siguiente comienzo con vitalidad, todavia me siento bien y al levantarme los chicos están espectantes y al verme bien marchan tranquilos al cole. 
.

Comentarios

  1. Reyes!Vas a poder , vas a ganar....que suerte tengo de conocerte .
    Me tienes para lo que quieras

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  2. Dia a día y con actitud. Sin mirar atras, ni delante. Poco a poco y con fuerza. ♥️👐

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