Cuarto Asalto

Ya he pasado  la cuarta y última sesión de quimio de este primer combate. Con ganas pero físicamente me siento más mermada. Todavía he podido continuar con mis caminatas y mis paseos por el monte, todavía juego algún partido de pádel aunque ya siento que cada día me cuesta más recuperarme y me hace pensar y pensar. Y eso no ayuda mucho porque entonces surgen los miedos y las inseguridades, miedo a morir, y al como, miedo al dolor, a no ver crecer a mis hijos, miedo a no volver a trabajar. Miedo a consumirme poquito a poquito, a perder mi chispa, aunque intento resistirme sobre todo no dejándome, intentando no quedarme en casa, intentando hacer ejercicio físico .

Y esta vez mis defensas han caído en picado, supongo que estas 4 sesiones han hecho mella, no soy de hierro y la fiebre me hace sucumbir sin darme cuenta, había empezado el fin de semana tan bien y sin embargo mi temperatura llega a 38,3 y la verdad me he resistido a ir a urgencias un domingo, me imagino la sala abarrotada, farmacia y paracetamol, test negativo e invigilando consigo llegar al lunes, temperatura 37,2. Asalto ganado. Quizás debiera haber acudido pero la pereza y el miedo a contagiarme de algo peor me hicieron esperar. Por suerte no ha ido a más.
Y a seguir luchando.
Los asaltos a partir de ahora son más llevaderos, ya no estaré 6 horas , la inmunoterapia es una hora aproximada , y en fin tendré que esperar para saber como la tolero, ahora podré discernir cuales eran los efectos secundarios de la quimio y cuales de la inmunoterapia, y como no también con incertidumbre, al final soy humana y vuelvo a pensar y pensar , hará o no hará, esta siempre es mi cuestión.

Pero llega la consulta, cada silla de la sala de oncología está ocupada, ya no se ven los típicos huecos, de prohibido sentarse. Todo el mundo lleva mascarillas, unos quirúrgicas y otros FFP2 ,  Me siento fuera de la sala capturo el QRS de la pantalla, y descanso esperando mi vez. En el ascensor que sube a planta he visto el cartel de prohibidas las visitas, y he pensado más vale que he superado la fiebre, no se si hubiera soportado un ingreso y no poder ver a mis chicos en unos días. 

No me da para mucho más, la consulta va francamente puntual. Analítica bien, pero las alarmas saltan cuando nombro la palabra fiebre, y tos y dolor de garganta. La auscultación perfecta pero llega el test de antígenos y positivo.

Y mi cabeza comienza a dar vueltas, fuera mascarillas en los colegios, en los trabajos, en interiores, pero yo no he ido a ninguno de estos sitios sin ella, sólo me la he quitado en casa, y me siento vulnerable, siento vulnerables a todas las personas que están como yo, siento que no somos respetadas por las autoridades sanitarias, no se ha pensado en nosotros, y sigo enfadándome porque la pandemia no ha acabado y ya no se reflejan los números, ya no se mira por la vulnerabilidad.

Desde 18 de marzo 2020 a 15 de enero de 2022 he dedicado mis días a  cuidar a pacientes covid, siempre cumpliendo a rajatabla los protocolo y en tres días sin mascarilla y en una situación de vulnerabilidad acabo contagiada en casa, quizás no se entienda pero para mi es muy frustrante.

Marcho a casa triste pero al relajarme me doy cuenta que así es la vida, quizás esto me sirva para recuperarme y dentro de 15 dias volveré al tratamiento más recuperada.


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