Hagase mi voluntad


 Quizás hoy sea uno de esos día del que no nos gusta mucho hablar, pero yo hoy me he levantado con el propósito de saber cómo me gustaría morir o mejor dicho como me gustaría vivir el día de mi despedida.

Por supuesto que tengo la esperanza de vivir bastante tiempo, pero toda persona que me conoce sabe que me gusta controlarlo todo y esto no quiero que se me escape de las manos.

Desde 2002 el gobierno de navarra aprobó la ley de voluntades anticipadas y nos otorgó la capacidad de decidir sobre nuestra vida de una manera autónoma y sobre todo de vivir dignamente el momento de nuestra muerte.

Siempre he querido hacerlo, pero cuando tienes 30 o 40 años ves tan lejos ese momento que lo vas dejando y al final la rutina del trabajo y la familia hacen que lo dejemos para mañana.

Durante 25 años de profesión he observado a muchas familias angustiadas por la toma de decisiones vitales ante los últimos momentos de sus familiares, he observado hijos enfadados por no valorar igual las actuaciones terapéuticas a seguir y el sufrimiento en esos momentos es infinito.

 El paso durante varios años por la unidad de ictus me hizo muy crítica con la conveniencia o no de diferentes actividades terapéuticas que al final de nuestras vidas siempre se tienden a ofrecer a  las familias como último recurso para poder disfrutar un poco más de nuestros seres queridos. Yo no entendía muchas veces los antibióticos hasta el último aliento o la sonda nasogástrica que al final obliga a tener al paciente en una posición incómoda, perturbándole su confort que debiera ser nuestro fin último.

Yo veo a Haritz, a Xabier, a Aintzane y a mis hermanos, y nunca me perdonaría añadir dolor al momento que les tocará vivir . Nunca me perdonaría que fuese Haritz quien tomara las decisiones, y sufriera en exceso añadido a una despedida, o que alguien no entendiese que es la persona que más me conoce, pero sobre todo nunca desearía que fuese él quien debiera tomar mis decisiones, nos queremos demasiado para dejar que el otro sufra por no querer afrontar algo tan natural pero a la vez tan tabú como el instante de nuestra muerte.

Hoy creo que he conseguido dignificar mi vida como ser humano al poner por escrito como no deseo morir, porque creo que de eso se trata, de defender en un documento mi voluntad de tener una muerte digna, sin sufrimiento y sobre todo sin ensañamiento terapéutico.

Despedirse de la persona a la que amas o a una madre es quizás el momento más duro que nos toca vivir en esta vida, yo por desgracia lo viví muy joven y es algo que te marca para toda la vida. Yo espero vivir algún tiempo para que mis hijos crezcan y disfrutemos de la vida juntos, por eso no quiero que algo tan importante como esta decisión recaiga sobre ellos, muchas son las veces que hemos hablado del tema, por supuesto siempre antes del fatal diagnóstico, porque ahora en su recién estrenada pubertad ellos no quieren oír hablar de muerte, ni de despedidas. Por eso veo tan importante ir dejando cuestiones vitales resueltas, y sin tristezas porque aunque parezca mentira es una liberación.

Creo que realmente hoy me siento aliviada . Desde mi diagnóstico este tema me rondaba día y noche y ha sido muy difícil sentarme ante la pantalla del ordenador , lo hablé con la trabajadora social del centro de salud hace ya tres meses, tres meses para abrir un correo, el correo.

Muy duro pero a la vez necesario y realmente hoy he descansado, no he dejado algo tan importante sin respuesta y eso me hace sentirme mejor.  Ojalá todos lo hiciéramos sin tener un drástico diagnóstico que nos obliga a planteárnoslo.


Comentarios

  1. Te entiendo y admiro por tus decisiones .no nos gusta pensar en el fin de nuestra vida. Pero si podemos,decidir de antemano nuestras decisiones ..yo tambien he pensado en hacerlo .y no por estar enferma sino por prevención ante cualquier situación. Sea accidente .enfermedad etc....

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  2. Eres de admirar!!!! Que bien escribes lo que sientes, tienes mucha fuerza en tu interior y eso es una buena medicina. Suerte!!!

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  3. Tengo la suerte de quererte, desde que comenzaste tus estudios de enfermería, te sigo, te admiro, como mujer y esposa, como madre y como enfermera. Asumir decisiones intrépidas es de valientes, y tu lo eres. He vivido de cerca problemas relacionados con la enfermedad, aunque no en mi, al menos de momento, pero no se si podría ser tan fuerte. Adoptar y asumir decisiones es
    competencia de personas excepcionales, y tu lo eres. Me conmueve escribirte, y me siento feliz de sentirte cercana. Gracias amiga por llenarnos de luz.

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